Falta de contacto afectivo con otras personas.
Rigidez obsesiva, con resistencia a los cambios en su entorno.
Intereses restringidos en ciertos objetos, manipulados con
movimientos motores finos.
En algunos casos, mutismo o un tipo de lenguaje cuya función no
parece ser la comunicación interpersonal.
Alto potencial cognitivo en memoria y en tareas de ejecución o
manipulación.
Ausencia de sonrisa social recíproca, debido a dificultades en
la codificación de las emociones faciales.
Algunas personas con autismo pueden experimentar hiper o hipo
reactividad a estímulos sensoriales, lo que puede influir en su
comportamiento y adaptación al entorno.
Las investigaciones más recientes sugieren que el autismo
resulta de la interacción entre factores genéticos y alteraciones
metabólicas, aunque aún no se ha determinado una causa específica.
El diagnóstico es eminentemente clínico y debe basarse en entrevistas
longitudinales, con seguimiento a lo largo de varios meses, para
evaluar la persistencia de los síntomas.
Dado que el DIAGNÓSTICO ES DE POR VIDA es FUNDAMENTAL, tanto para el niño como para su familia,
ASEGURARSE DE SU ESTABILIDAD ANTES DE EMITIRLO. Por esta razón, el diagnóstico NUNCA DEBE REALIZARSE ANTES DE LOS 3 AÑOS.